Y aunque será difícil olvidarnos de Barry Keoghan bailando desnudo por los salones de la mansión Saltburn en la controvertida película del mismo nombre, lo que a todos se les quedó impregnado en la memoria (y en los oídos), fue la canción incidental que suena en la escena. Un hit del año 2001, interpretado por la cantante británica Sophie Ellis Bextor, que fue un éxito discothequero en su momento y que ahora, gracias a la película, ha vuelto a renacer de la mano de esta nueva generación, la Z, que la ha encumbrado al primer lugar de las listas.
Murder on the Dancefloor se bailó en cuánta pista de baile existió a comienzos de los 2000. Una coreografía de giros, palmas y un zapateo en el coro, era seguido ordenadamente por los jóvenes de la época. Para comprobarlo, basta darse una vuelta a la Blondie cualquier viernes o sábado en la noche. Una canción que, la propia Ellis Bextor contó en su libro de memorias, se basa en la relación que mantuvo con un hombre mayor que ella, abusivo y controlador, que en sus peores momentos ni siquiera la dejaba caminar sola por la calle.
Después de eso, la inglesa ha lanzado cinco discos. Todos aclamados por la crítica, seguidos por sus más fans, pero nunca logró alcanzar el éxito de este hit bailable, que es fenómeno en TikTok, que la volvió a poner en las listas del Billboard y que interpretó el domingo pasado en la gala de los BAFTA. Un fenómeno curioso, lleno de nostalgia, que se ha repetido en dos casos de similares características.
En otros tiempos muy lejanos, cuando el tema del no-gender no era parte de la discusión y estaba muchísimo menos asumido, sino inexistente, muchos nos preguntábamos si la voz que cantaba Fast Car pertenecía a un chico o a una chica. El nivel de magnetismo en su voz era tal, y la canción tan buena, que por más que la voz de Tracy no permaneciera discográficamente vigente, su canción permaneció y traspasó generaciones. 36 años después, su reaparición en los Grammy interpretando el inolvidable tema junto a cantante country Luke Combs, provocó una avalancha que nadie se esperó.
Luego de su emocionante actuación en los últimos premios de la música, Fast Car experimentó un aumento del 241% en transmisiones, pasando de 248 mil transmisiones diarias a 949.000. Las ventas de la pista también han experimentado un aumento de 38.000%, de una cantidad insignificante a casi 14.000 compras. Y al igual que en el caso de la canción de Sophie Ellis Bextor, Fast Car volvió a ingresar al puesto número dos en la lista Billboard Hot 100, superando el número seis de la canción cuando fue un éxito en 1988.
Con Todos Menos Contigo es la comedia romántica del verano. De eso no hay dudas. La distribuidora en Chile, Andes Films, informa que la película que tuvo un costo de producción de 25 millones de dólares, supera los 190 millones de dólares en taquilla sólo en los Estados Unidos. Pero todo fenómeno cultural que se precie de tal no solo cuenta con una recaudación exitosa. El filme protagonizado por Sydney Sweeney y Glen Powell provoca que todos salgamos de la sala cantando Unwritten, una canción que hace 20 años popularizó Natasha Bedingfield.
Una creación que, en su momento, tuvo relativo éxito. Pero que ahora, gracias a la película, no para de sonar en todas partes. Con referencias sonoras a Natalie Imbruglia y Alanis Morissette, Unwritten data del 2004, pero hoy la Generación Z la ha convertido en tendencia en TikTok, mientras que en Spotify la canción ha aumentado en un 156% su rotación. Rescates nostálgicos curiosos, similares a los que provocó Kate Bush y su canción Running Up That Hill, cuando apareció en la última temporada de Stranger Things, pero que ahora, tanto Sophie, como Tracy y Natasha, han logrado en poco tiempo, lo que las convierte en un extraño fenómeno.