Expertos llaman a los pacientes a informarse bien antes de someterse a un procedimiento ya que las estadísticas apuntan a que entre febrero y marzo ocurren más casos, muchos que terminan con la vida de las personas.
Para algunas personas, la presión por tener un cuerpo perfecto debido al verano hace que muchas veces, caigan en manos de profesionales no aptos, ni calificados, técnica ni éticamente. La ansiedad por someterse a un procedimiento estético hace que lo hagan en lugares que no cuentan con profesionales capacitados. Ni tampoco, con las mínimas medidas de seguridad e higiene necesarias. Y ni hablar de autorizaciones o permisos, lo que sin duda los lleva a un punto sin retorno.
La opinión pública vio con estupor la muerte de Nicol Padilla a sus 27 años cuando en octubre del año pasado se sometió a un implante mamario en el living de su casa. La intervención fue realizada por un supuesto médico cirujano, identificado como Pedro Antonio Ibáñez Villalobos. El sujeto escapó de la casa y la joven tuvo que ser derivada al Hospital Sótero del Río en donde murió.
Pero algo ocurre en los meses de verano, especialmente en febrero. Y los especialistas ven como los procedimientos aumentan en esta época. Por lo mismo, hacen un llamado a los pacientes a estar bien informados sobre quién y dónde depositarán su confianza.
El 21 de febrero de 2022, Leslie Vergara Pavéz, de 32 años falleció tras someterse a una intervención quirúrgica en una clínica estética clandestina ubicada en Las Condes. Según la Seremi de Salud de la Región Metropolitana, hay 14 clínicas estéticas, 329 centros estéticos y 585 salas de procedimiento autorizados para funcionar. La autoridad sanitaria pide a las personas revisar que todo el equipo médico esté certificado por la Superintendencia de Salud.
En ese punto, el médico cirujano, cirujano plástico y director médico de la Clínica WamCenter, Esteban Torres, hace hincapié e incluye como vital, lo que la sociedad chilena de cirugía plástica llama el “triángulo de seguridad” al someterse a una cirugía o un procedimiento estético.
“Este triángulo consiste en tres puntos claves que marcan la diferencia entre una cirugía con altos riesgos y una que cuenta con todas las normativas de cuidado. En la base está un médico certificado, acreditado. Que cumpla con las condiciones para el tipo de especialidad que ofrece. En segundo lugar, se encuentra el centro clínico donde se llevará a cabo el procedimiento estético. Y el que debe contar con todas las medidas de seguridad, garantías de higiene, personal calificado para una correcta recuperación e información clara en todo momento. Finalmente, como pilar de este método, un paciente informado. Que haya investigado al médico, el tipo de intervención a la que se someterá, que conozca si el profesional tiene reclamos a través de redes sociales, Google y organismos especializados como la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica. Además de la experiencia que ha brindado a otros pacientes”, cuenta el experto.