Si le digo La Maldición de Hill House y La Maldición de Bly Manor, de seguro le suenan. Han sido las apuestas de terror de Netflix durante los últimos años. Historias con tintes góticos, de casas abandonadas, traumas infantiles y fantasmas atormentados que han contado con la firma de un experto en el género. Hablamos de Mike Flanagan, el mismo que lidera La Caída de la Casa Usher. Con la cual nos lleva al universo de uno de los grandes del género de suspenso, Edgar Allan Poe.
Con resultados irregulares, nadie puede negar que a Flanagan se le dan bien estas historias de terror y suspenso sobrenatural. Hay elegancia en contar la historia, sabe manejar atmósferas y crea personajes inquietantes. En las dos miniseries anteriores quiso adaptar a Shirley Jackson y a Henry James, esta vez se atreve con Allan Poe.
Lo interesante de esta adaptación televisiva de La caída de la casa Usher, es que Flanagan no solo se encarga de realizar una versión del cuento homónimo, sino que integra todo el universo del escritor estadounidense, como si la serie se tratara de un generoso catálogo de referencias a sus más célebres relatos y lo hace tejiendo una red de vínculos a través de la historia que la vuelve muy interesante y entretenida de seguir.
De esta manera vemos referencias directas a cuentos del escritor como. El gato negro, La máscara de la muerte roja, Los crímenes de la calle Morgue, El corazón delator, El pozo y el péndulo y El cuervo. A todo ese imaginario clásico y gótico, Flanagan le suma elementos más modernos en temáticas como la ambición, el poder y el clasismo, todo esto a partir de una familia que ha amasado su fortuna a través de la industria farmacéutica y de un medicamento que genera adicción y que sería el responsable de la crisis de los opiáceos en Estados Unidos y que en esta historia toma el nombre de Ligodona.
Sin lugar a dudas, La Caída de la Casa Usher es la alternativa perfecta para ver estas noches previas a celebrar Halloween. Ya está disponible en el catálogo de Netflix.