Desde que Rihanna pateara el tablero de la industria creando bases para todos los tonos de piel, las grandes marcas se han dedicado a evolucionar hacia la diversidad. Cada vez hay más opciones y todas apuntan hacia lo mismo: demostrar que el maquillaje no tiene talla ni género.
Hace justo tres años –plena pandemia–, el youtube Patrick Starrr revolucionaba el mundo beauty con el lanzamiento de One Size, una marca de maquillaje que, como su nombre lo indica, es talla única. Aunque no se vende físicamente en Chile (sí con despacho por su web), esta se ha vuelto un objeto de culto sobre todo para las nuevas generaciones que buscan identificarse con los valores de los productos que eligen, más allá de los colores y las formas.
Marcas como One Size, Fenty –creada por Rihanna– o Rare, de Selena Gomez, no hacen más que confirmar que estamos en la era de la democratización de la belleza. De hecho, esta es la principal diferencia entre el maquillaje y el skincare. Porque no todas las cremas o tónicos son para cada tipo de piel, pero los colores sí son universales. Da lo mismo tu edad, tu situación económica, tu tipo de cuerpo… todos pueden usar labiales, delineadores, sombras. Sí, existe la colorimetría, pero finalmente es cosa de gustos.
El concepto One size beauty no es nuevo. En 2019, la revista Vogue publicó un reportaje que hablaba del tema. Pero podemos ir mucho más atrás, hasta David Bowie, para buscar los orígenes de esta tendencia que hoy es la favorita de los Gen Z. Todos pueden maquillarse. Tod@s.
Como dijo la consultora McKinsey en su estudio sobre el tema: el futuro de la belleza es inclusivo, customizable y sustentable. Es decir, cada uno puede moldearlo y ajustarlo a sus gustos y necesidades personales, y que es amigable con el medioambiente.
Desde miles de rangos de tonos hasta colaboraciones con influencers, las marcas finalmente han comenzado a reconocer la importancia de satisfacer todos los tipos de piel, tonos y texturas. Y han dejado de lado los discursos de falsas promesas.
Ya no se busca la piel perfecta, sino potenciar la belleza individual. Y todavía la campaña de la cadena de farmacias CVS que eliminó los filtros y el Photoshop de sus campañas sigue siendo un hito en la industria.
Algunos dirán que maquillarse es abrazar los conceptos del patriarcado sobre la feminidad. Por eso también existen colectivos de mujeres que eligen no usar absolutamente nada, como manera de reivindicar la belleza de lo natural.
Son gustos. O formas de pensar. Lo cierto es que en términos prácticos la inclusión en el maquillaje no sólo posibilita una mayor representación, sino que también permite a las personas abrazar su belleza y sentirse seguras de sí mismas. O dicho de otra forma, no es sólo maquillaje; también es autoestima. Es un nuevo paradigma donde todos pueden ser parte. Porque como dijimos al comienzo, a diferencia de la ropa, el maquillaje siempre calza. Si es one size fits all.