“Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste?”, enuncia Roberto Goyeneche en el tango “Balada para un loco”. Y es que algo tiene la capital argentina que lo hace un destino eterno, donde lo clásico se vuelve moderno y siempre hay algo nuevo para hacer. Así lo vivimos desde el renovado Jousten Hotel, de NH Collection Hotels.
Aunque mucho la han visitado más de alguna vez, las calles de Buenos Aires, con esos aires parisinos, guardan lugares que aún desconocemos.
Y es que esta ciudad convive con la modernidad mientras envuelve las historias del pasado que permanecen intactas a la espera de ser redescubiertas por el forastero. En nuestro caso fue un hotel en avenida Corrientes que abrió sus puertas en 1929 y hoy luce totalmente renovado; una fábrica que atesora los secretos mejores guardados del Teatro Colón; un bar emblema del barrio de San Telmo con más de 150 años; un viaje al pasado por misteriosos túneles que nos llevan a los orígenes de la ciudad y un de show de tango de aquellos. Como suele pasar, la capital argentina vibra al ritmo de sus visitantes y se convierte en un “voy y vuelvo” para los turistas.
Como base, y en el corazón de Buenos Aires, está una joya arquitectónica que abrió sus puertas en 1929 y en la que hoy uno puede hospedarse de la mejor manera. ¿Su nombre? Joustel Hotel de NH Collection Hotels, que en abril de 2022 reabrió sus puertas con un nuevo diseño elaborado por TBC, Interior Design + Architecture, un estudio líder con sede en Madrid. Su nueva decoración destaca su arquitectura original, combinándolos con materiales modernos, generando ambientes elegantes y confortables que invitan a disfrutar de la vida de hotel. Así como de la gastronomía a cargo de Andrés D’Aloisio, quien sorprende con un toque internacional de alto vuelo y creativa propuesta.
Dentro de las joyas escondidas de la ciudad de Benito Quinquela Martín, el artista que pintó el barrio de La Boca, también se encuentra Colón Fábrica. Un espacio donde conviven el arte, el patrimonio y los ancestrales oficios teatrales. Ubicado precisamente en dicho barrio, esta “fábrica” es más bien un museo vivo que ofrece la experiencia única de descubrir las grandes producciones del Teatro Colón, el cual es uno de los pocos Teatros Fábrica del mundo. Esto es, en el que se puede crear y realizar todo lo que necesita para una obra o musical, desde la escenografía y los trajes, a pelucas, zapatos y efectos especiales.
Otro imperdible es el Zanjón de Granados, que es la recuperación arqueológica más importante de la ciudad. Un viaje al pasado de Buenos Aires a través de misteriosos túneles que se pierden entre la poesía, la historia y el mito.
La casona fue construida en 1830 y el destino hizo que en 1985 se convirtiera en un involuntario hallazgo arqueológico, mientras su actual propietario intentaba recuperar la casa, cuyas fachada y patios datan de la primera mitad del siglo XIX. La que alguna perteneció a una importante familia de la sociedad porteña, para luego convertirse en un conventillo y minería a principios del 1900. Como resultado de la restauración, las excavaciones sacaron a la luz restos de túneles que alguna vez encauzaron el Zanjón de Granados y por donde escurría el agua de las lluvias desde lo alto de la ciudad hacia el río del la Plata. Y donde encontraron utensilios, recipientes, loza, tenedores y restos construcciones, entre otros, de 1700, 1740 y 1830. Túneles que hoy conforman un museo bajo la ciudad y que atesoran las historias de todos quienes vivieron algunos metros más arriba.
A pocas cuadras de la entrada al Zanjón de Granados las calles de San Telmo presentan con orgullo a El Bar Federal, emblema del barrio y protagonista porteño por más de 150 años. Un bar que inició sus días como pulpería y que guarda de aquella época la decoración que hoy lo caracteriza, como la máquina registradora, los avisos publicitarios de la época y las cecinas colgantes. Almacén de ultramarinos, de bebidas y prostíbulo, también datan en la historia de esta joya de la gastronomía bonaerense, la que experimentó en primera persona la modernización de la ciudad, la fiebre amarilla y que ha servido como escenario del cine argentino. Se consagró como el Café Bar más simbólico de San Telmo y fue declarado Notable por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y Sitio de Interés Cultural por la Legislatura Porteña.
La carta, como debe ser en la capital argentina, ofrece desayuno y meriendas con medias lunas y tostadas, pero también tablas y picadas, la clásica escalopa, los cortes de carne más famosos, pastas y postres que se pierden entre la reconocida chocotorta, flanes y natillas. Y para combinar, desde el fernet a la cerveza artesanal, a gusto del consumidor. Vinos y destilados hacen de las suyas en la ciudad de la furia.
Para terminar, el tango no puede faltar. También en San Telmo, la joya del folclore queda en manos de MichelAngelo, una emblemática y famosa casa de tango que se aloja en un edificio de 1850 declarado edificio patrimonial y que ha recibido a famosos artistas internacionales. Disfrutar de un buen show, de una copa o una cena al estilo porteño son parte de las opciones que Michel Angelo ofrece al compás del tango. Un compás que se pierde en las calles de la capital argentina y que silenciosamente nos vuelve a encantar una y otra vez.