“A rey muerto, rey puesto”, un refrán que en el Reino Unido cobra más sentido que nunca. Y es que no hay minuto que el territorio inglés se quede sin monarca. A penas se dio a conocer la muerte de la reina Isabel II, su hijo Carlos se convertía automáticamente en el rey de Inglaterra.
Quien fue el príncipe de Gales, será proclamado oficialmente como rey Carlos III este sábado a las 10 am hora local. Si bien el protocolo de la Operación Unicornio y London Bridge adelantaba que sería este viernes, siempre hay espacio para algunos cambios.
Carlos III vive hoy su primer día con actividades oficiales como rey, mientras el país llora la muerte de su madre, que tendrá una serie de despedidas hasta el funeral de Estado, el próximo 19 de septiembre.
Además, Carlos y Camilla entraron en el Palacio de Buckingham por primera vez como rey y reina consorte, donde se espera que el monarca se reúna con la primera ministra Liz Truss. Gritos de “¡Larga vida al rey!” se escuchaba a su entrada mientras grupos de personas los aplaudían.
Y cuando se trata de títulos nobiliarios y protocolos, hay una serie de pasos antes de llegar a la ceremonia de proclamación. La que tendrá lugar este sábado en el palacio de St. James en Londres, frente a un organismo ceremonial conocido como el Consejo de Ascenso. Este último, está formado por miembros del Consejo Privado, un grupo de altos miembros del Parlamento, pasados y actuales, funcionarios civiles, altos comisionados de la Mancomunidad de Naciones y el lord alcalde de Londres.
Más de 700 personas tienen derecho a asistir a la ceremonia, sin embargo, puede que en esta ocasión el número sea menor. Es más, en el último Consejo de Ascenso en 1952, hubo tan solo 200 asistentes. Y el rey, por tradición, no asiste.
En la ceremonia, se anunciará la muerte de la reina Isabel II en la voz del presidente del Consejo Privado, para luego leer la proclamación en alto. La redacción de esta proclamación tradicionalmente ha reunido una serie de oraciones y promesas, elogian al monarca anterior y entregan su apoyo al nuevo. Sin embargo, puede tener sus variaciones. Luego, la proclamación es firmada por altos cargos tales como el primer ministro, el arzobispo de Canterbury y el lord canciller.
Al día siguiente, el Consejo de Ascenso se reúne nuevamente y en esta ocasión el rey sí asiste junto al Consejo Privado. No se hace un juramento como se haría con un jefe de Estado, sino más bien se trata de una declaración pronunciada por el nuevo rey como juramento para conservar la Iglesia de Escocia. luego, son los trompetistas los encargados de hacer el anuncio público desde un balcón en el Friary Court del palacio de St. James en Londres, a través de un funcionario conocido el Rey de Armas Principal de la Jarretera.
Y será esta persona la encargada de pronunciar la frase “Dios salve al rey”, y por primera vez desde 1952 no será “Dios salve a la reina” cuando suene el himno nacional. En ese momento se dispararán salvas en Hyde Park, desde la Torre de Londres y desde buques navales, y la proclamación del rey Carlos III se leerá en Edimburgo, Cardiff y Belfast, las capitales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
El momento más simbólico será cuando Carlos sea coronado oficialmente. Debido a la preparación que esta requiere, es probable que ocurra meses después de su ascenso como Carlos III. La reina Isabel ascendió al trono en febrero de 1952, pero no fue coronada hasta el 2 de junio de 1953.
En los últimos 900 años la coronación ocurre en la abadía de Westminster, y Carlos III será el número 40. Se trata de un servicio religioso anglicano, oficiado por el arzobispo de Canterbury. Y luego es el mismo arzobispo quien colocará la corona de San Eduardo sobre la cabeza de Carlos, una pieza sólida de oro que data de 1661.
La corona es la pieza principal de las Joyas de la Corona en la Torre de Londres y solo la usa el monarca en el momento de la coronación. Esto, precisamente porque su peso es de 2,23 kg. Y, a diferencia de las bodas reales, esto es un evento de Estado, por lo que el gobierno es quien paga y decide los invitados.
Durante la ceremonia, el nuevo rey realizará el juramento de coronación frente al mundo. Y recibirá el orbe y el cetro como símbolos de su nuevo papel, mientras el arzobispo de Canterbury coloca la corona sobre su cabeza.