Su cabeza dentro de una caja de cartón. Esa imagen nos marcó para siempre. En ese entonces, la novia de Hollywood llenaba páginas por su romance con Brad Pitt. Los dos jóvenes, rubios y bellos, paseándose por cuánta alfombra roja hubiese entre la costa este y la del oeste norteamericano.
Ambos también protagonizarían este thriller macabro sobre un asesino en serie que mataba en modo de revancha a sus víctimas por cargar con pecados capitales. Un filme oscuro, donde la pareja además encarnaba a un matrimonio. En la que el director David Fincher los hizo acompañar de Morgan Freeman en la búsqueda del asesino y a Kevin Spacey como el corrosivo criminal que deja la cabeza de Gwyneth dentro de una caja, y que la instalaría para siempre en nuestro imaginario popular.
Hija del productor Bruce Paltrow y de la actriz Blythe Danner, Gwyneth nació dentro de sets de filmación y escuchando a sus padres hablar de cine. Era lógico que la delgada y rubia del clan se inclinara por el mundo del séptimo arte. A eso le sumamos el muy expuesto romance con Brad Pitt y la acertada elección de trabajos que la actriz tuvo antes de ganarse el controvertido Oscar por personificar a la enamorada del mítico padre de la literatura inglesa.
Luego de Seven, vino The Pallbearer, una comedia romántica con el mítico Ross de Friends, David Schwimmer. Más tarde, la adaptación del clásico de Jane Austen, Emma, y la curiosa y elogiada comedia romántica inglesa, Sliding Doors, donde Gwyneth era dos mujeres a la vez y se subía al metro de Londres al ritmo de Turn Back Time de Aqua.
Siguió sumando con la maravillosa versión de Alfonso Cuarón para el clásico de Dickens, Grandes Esperanzas, donde compartió protagonismo con Ethan Hawke y que casi la elevó a ícono pop de aquellos años. El remake del clásico de Hitchcock, M Dial for Murder, acompañada por Michael Douglas en A Perfect Murder. Y como la nuera acosada por una suegra perversa encarnada por Jessica Lange en el thriller Hush. Ay, los locos años noventa. Todo eso antes de Shakespeare in Love.
Un experimento de laboratorio para ganar premios con un filme con olor a qualité planeado al dedillo por Harvey Weinstein, que la hizo ganar el Oscar a Mejor Actriz. Ella, vestida entera de tafetán rosado, en una premiación tan polémica que aún causa escozor su merecimiento.
La vida de Gwyneth cambiaría para siempre. Pero ya no estaba con Brad Pitt, ahora se refugiaba en los brazos de Ben Affleck. Sin embargo, y pese a algunas notables luces que vinieron luego, su carrera cinematográfica comenzó a replegarse, y pasó a un notorio segundo plano.
Hay algunos títulos notables que protagonizó luciendo en los tráilers como la ganadora de un “academy award”: El Talentoso Señor Ripley, Los Excéntricos Tenenbaums, Sylvia y Two Lovers. Otros que quisieron ser más y no lo fueron: como Proof, donde vuelve a trabajar con el director de Shakespeare in Love. La notable Infamous, que era un retrato sobre Truman Capote pero tuvo la mala idea de estrenarse después de la película de Philip Seymour Hoffman. Y la cinta de ciencia ficción retro, Capitán Sky y el Mundo del Mañana donde compartió roles con Jude Law y Angelina Jolie.
Mientras todo eso sucedía, el interés de Gwyneth por el mundo del cine comenzaba a decaer, conoce al líder de Coldplay, Chris Martin, con quien tiene dos hijos: Apple y Moses. Luego de unos años, se divorcian, y en carriles paralelos, nos vamos enterando que Gwyneth cocina, que habla perfecto español, todo mientras le abren la cabeza en la cinta sobre una pandemia mundial, que muchos verían años después por razones conocidas, en Contagio.
Se lanza al mundo Marvel en un papel muy secundario como la pareja de Iron Man y se abre a colaborar con el mundo de la televisión, de la mano de Ryan Murphy, con apariciones en series como Glee, The New Normal y The Politician. De ese mismo periodo data la fallida cinta Mortdecai junto a Johnny Depp.
Pero Gwyneth ya había virado el rumbo. Se convertiría en empresaria de wellness, de la mano de un nuevo amor, el productor Brad Falchuk, y que es la otra mitad de Ryan Murphy en sus creaciones. De hecho, fue durante esos días cuando lo conoció y se enamoraron.
Actualmente Gwyneth está muy lejos del mundo del cine. Lleva una buena relación con su ex Chris Martin, mientras que sus hijos, Apple y Moses están cerca de los veinte años.
Desde un tiempo a esta parte, y con su compañía de cuidado personal, Goop, ha levantado polémicas por la creación de dudosos productos con curiosos olores, como velas con olor a su vagina. E incluso ha promovido diversos tips para el cuidado de la piel y el metabolismo, usando métodos excéntricos y muy criticados por personalidades vinculadas a la ciencia y a la producción de estos artefactos.
A fines de este mes, Gwyneth cumplirá 50 años y ha hecho de su personaje público algo muy distinto de lo que conocimos. Es una celebridad que divide aguas, sí. Es que tanta supuesta perfección genera todo tipo de antipatías. Pero ahí la tienen, a ratos produciendo cosas para Netflix, colaborando en alguna producción televisiva menor.
Pero ya saben: tanto en la política como en el mundo del espectáculo no hay que dar a nadie por muerto ni extraviado. Y por su genealogía, Gwyneth lo sabe perfectamente bien.