Faltaba que uno de estos artefactos de cultura pop actuales homenajeara de manera tan directa el legado musical de la banda Guns n’ Roses. En Thor: Love and Thunder, el director Taika Waititi decide musicalizar con cuatro piezas de la banda de rock lideradas por Axl Rose este filme que por su estética colorinche captura mucho de ese glam rock ochentero, el que adorna musicalmente con piezas como Paradise City, Sweet Child o’mine, Welcome to the Jungle y November Rain para las secuencias más épicas.
Lo colorinche neón también se traspasa a los créditos finales del filme y la dirección de arte del mismo es toda cubierta en esa llamativa paleta. Taika Waititi es un director inusual. Su propuesta esta siempre ligada a la farsa, a la historia que aparenta ser seria pero que siempre se chasconea y es desordenada. Es lo que fue su aplaudida por la Academia, Jojo Rabbit. Lo fue también en su primera incursión dirigiendo esta historia acerca de este Dios hijo de Odin en Thor: Ragnarok. En este retorno por el personaje, el estilo persiste pero está bastante más depurado. Lo que en Ragnarok parecía ser todo una joda y que nunca se tomaba en serio, acá decanta, matiza y nivela. En esta Thor: Love and Thunder los niños están en el centro. Hay una niña huérfana de un padre que es el villano del filme, caracterizado por un irreconocible Christian Bale, y hay un grupo de niños que son tomados rehenes por este mismo malvado ser y que nuestro héroe encarnado por el sempiterno Chris Hemsworth, los termina convirtiendo en una suerte de ejército para combatirlo junto con él.
A eso le sumamos el elemento amoroso representado por la eterna amada de nuestro dios héroe, la científica Jane Foster, interpretada por Natalie Portman, que se termina poniendo el traje del héroe en formato femenino y se transforma en partner de Thor. También está la actriz Tessa Thompson como la reina Walkiria y Korg, un ser hecho de lava volcánica, cuya voz es interpretada por el propio director del filme, Taika Waititi. Dos personajes que, además de ser aliados de nuestros héroes, aportan la ya consabida cuota LGBTIQ al filme.
Todo esto comienza en un desierto árido, imaginamos que en Medio Oriente por la estética del personaje, que carga a una niña moribunda y que luego de perderla y en medio de un oasis, tiene un encuentro con un dios griego bastante dorado y kitsch con quien luego de un enfrentamiento, una espada milenaria lo elige y se convierte así en Gorr, el carnicero de los dioses. En resumen: el villano de esta historia. Y sabemos que nuestro dios Thor vive aventuras junto a los Guardianes de la Galaxia, que a diferencia de la anterior Ragnarok aparecen muy poco en esta entrega y vive una vida zen producto, básicamente, de la pérdida de su gran amor, la científica que encarna Natalie Portman. Y acá se abre la tercera trama: ella, una afamada mujer de la ciencia y autora de libros, está viviendo un cáncer en etapa cuatro y dado que su tratamiento no está causando los efectos esperados, quiere incursionar con la cultura milenaria vikinga, cuyo efecto la lleva a volver a vincularse con Thor. El filme se larga ahí.
Con sus irregularidades, ideas estrambóticas, incoherencias e inverosimilitudes, Thor: Amor y Trueno es una película de aventuras que se deja ver. Que los seguidores de las películas Marvel y el público objetivo, la va a disfrutar a cabalidad. Sale ganando, en buena parte, porque corrige las chambonadas de Thor: Ragnarok, se toma un poco más en serio lo que le da mayor densidad. Aunque en Taika Waititi decir que se toma “un poco más en serio” es solo eso, tampoco para preocuparse, pero ese poco le permite armar una historia con más cuerpo, menos olvidable y siempre entretenida y disfrutable. Aunque todo se te olvide apenas pasan los créditos finales.
Thor: Amor y Trueno se estrena oficialmente este jueves 7 de julio en salas nacionales. Desde hoy en la tarde hay programadas funciones de pre-estreno.