Cuando nació, el 21 de junio de 1982, como primogénito de los Príncipes de Gales, William ocupó de manera inmediata la segunda posición en la línea de sucesión al trono británico.
Cuatro décadas después aparentemente nada ha cambiado, ya que esa línea de acceso al trono es la misma. Sin embargo, sí hay algo diferente, William cumple 40 años en una posición excepcional: convertido en la pieza clave de la institución como el hombre fuerte de la familia y uno de los protagonistas del futuro de la monarquía.
Las recientes celebraciones por el Jubileo de Platino de Isabel II lo dejaron muy en claro: el príncipe Carlos, la duquesa de Cornwalles y los Cambridge, serán la primera línea de la Familia Real británica cuando la Reina no esté. Esto ha ido quedando claro durante el último tiempo, pero en las últimas semanas los movimientos son evidentes.
William y Kate están más presentes que nunca en los actos públicos y sus hijos (George, Charlotte y Louis) han dado un paso al frente. Además, preparan una mudanza para dejar Londres e instalarse en Windsor, donde ahora reside Isabel II y se toman las grandes decisiones.
Lo cierto es que la pandemia fue clave para que William y Kate afianzaran su papel como mano derecha de la Reina y del Príncipe Carlos, llevando a cabo encuentros institucionales del más alto nivel e incluso recibiendo en el Palacio de Buckingham a mandatarios extranjeros. La pandemia los llevó a tener un protagonismo inesperado y a transmitir a la nación el mensaje de que se puede contar con ellos.
Esto sucedió justo después de que Harry y Meghan salieran de la Casa Real, por lo que los Cambridge terminaron recibiendo aún más apoyo y concentrando el foco de los medios de comunicación. Este nivel de actividades públicas se multiplicó al terminar la pandemia, asumiendo más compromisos en el Reino Unido y viajes al extranjero.
El peso que el príncipe William ha ido adquiriendo, lo constata su presencia en actos como la apertura del Parlamento o en el balcón del Palacio de Buckingham. Desde donde la Reina Isabel ll lanzó un poderoso mensaje de continuidad presentándose junto al príncipe Carlos y a los Cambridge como el futuro de la institución.
Otro detalle que demostraría la autoridad que el príncipe William, es que los medios británicos aseguran que habría sido él quien lanzó el ultimátum para dejar al príncipe Andrés fuera de la vida pública. Con la advertencia de que si el duque de York participaba en la procesión, él y Kate no estarían presentes. Una ausencia que habría deslucido una ceremonia que tenía el fin de reforzar el papel de Camilla como futura reina consorte, por lo que la presencia del príncipe William era importante.
Otro factor que ha sido crucial es el apoyo de la duquesa de Cambridge. Aunque al principio fue cuestionada, Kate se ha convertido en la joya de la Corona. Una mujer británica de clase media que ha sabido asumir su papel dentro de la institución y en la que William ha encontrado su mayor soporte y con la que es capaz de superar los momentos más turbulentos. Ella siempre ha sido leal (a él y a la institución) y juntos han formado un equipo que ha servido para dejar atrás los amargos episodios que Carlos y Diana protagonizaron durante los años noventa.