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El domingo pasado Meghan Markle ha entregado un trofeo de polo en San Bárbara nada menos que a su marido, el príncipe Harry, que a su vez es un gran aficionado a este deporte. Como en cada una de sus apariciones públicas, la también actriz no deja ningún detalle de su look al azar. Un outfit impresionante que nos hace inevitablemente pensar en dos íconos: Audrey Hepburn en My Fair Lady y Julia Roberts, en esa escena también en el polo, con Pretty Woman.
La duquesa optó por un elegante conjunto monocromático, compuesto por unos pantalones cortos blancos de cintura alta y plisados y una blusa de lunares (ambos de la marca neoyorquina Khaite), con un sombrero negro de ala ancha y unos grandes lentes de sol al estilo del viejo Hollywood. Completó el look con unos llamativos labios rojos, tacones negros y un cinturón negro de charol.
El medio digital MailOnline informó que la duquesa besó en la mejilla a cada miembro del victorioso equipo de polo mientras presentaba el trofeo Lisle Nixon Memorial, antes de besar a su marido en los labios –y luego frotar la marca dejada por su lápiz labial. Meghan no fue la única cara famosa en el evento público, al que asistieron la actriz Rebel Wilson y la compañera de Meghan en Suits, Abigail Spencer. Los partidos de polo han sido durante mucho tiempo un punto álgido de la temporada social, y el atuendo de la duquesa también provocó comparaciones con su difunta suegra, Diana, Y es que la Princesa de Gales, que usaba looks de lunares con bastante frecuencia, lució varios trajes memorables como espectadora de los partidos del príncipe Carlos.
Aficionado al polo desde hace muchos años, al igual que su padre, Harry es una incorporación reciente al equipo, al que se unió después de que la pareja se instalara a vivir en Santa Bárbara. El equipo está dirigido por el polista y modelo argentino Nacho Figueras, amigo del duque desde hace mucho tiempo, quien dijo en Instagram a principios de este mes que está “encantado de cabalgar junto al príncipe”.
La aparición de Harry y Meghan sucede días antes del Jubileo de Platino de la Reina al que la pareja asistirá con sus hijos pequeños, Archie y Lilibet. Será la primera visita de la hija menor de la pareja al país natal de su padre, y supondrá la primera oportunidad para que la pequeña, cuyo nombre es un guiño al apodo de la reina en su infancia, conozca a su bisabuela, así como a su abuelo, el príncipe Carlos.
