Con la resaca de flores y chocolates, y aprovechándonos del amor que dejó San Valentin en el aire, hemos querido rescatar todas esas historias donde miembros de la realeza, dejaron algo de sus vidas por el amor.
La reina Victoria vistió de luto durante el resto de su vida después de la muerte de su amado Alberto
El suyo fue un matrimonio más o menos concertado, pero que se tradujo en un amor apasionado. La devoción de la reina Victoria por su adorado príncipe Alberto trajo al mundo a nueve hijos. Cuando él murió a los 42 años en 1861, tras 22 años de matrimonio, ella estaba justificadamente devastada. Cuatro décadas después, seguía vistiendo el traje de luto negro por el que se hizo famosa, testimonio de su amor eterno por su amante.
La inquebrantable devoción del zar Nicolás II por la zarina Alexandra
Sería una exageración sugerir que la impopularidad de la esposa del zar Nicolás II, la zarina Alexandra, fue una de las causas de la Revolución rusa. Sin embargo, es innegable que su gran impopularidad entre el público –debida en gran parte a su herencia alemana y a su evidente actitud distante– fue un factor que agravó su caída. Condenada desde el principio, la pareja se casó en contra de los deseos de sus familias, con la reina Victoria –la querida abuela de Alexandra– nerviosa por el estado de la monarquía rusa. Cuando los asesores sugirieron que Alexandra tratara de ser más simpática con el público ruso, se alejó aún más, con su marido ignorando la creciente tormenta.
El rey Eduardo VIII renunció a su trono por Wallis Simpson, una mujer divorciada
Quizá no haya acto más romántico para un miembro de la realeza que renunciar a su trono por la persona que ama, considerando la consecuente crisis constitucional un mero daño colateral. El rey Eduardo VIII lo hizo cuando, tras años siendo el príncipe de Gales, lo dejó todo para casarse con su verdadero amor, Wallis Simpson, una estadounidense que estaba en proceso de divorcio de su segundo marido. Ante los rumores de que la opinión pública se opondría a tener a Simpson como reina consorte, Eduardo decidió renunciar a la Corona antes que a su mujer, abdicando en favor de su hermano menor, el duque de York, padre de la actual reina Isabel II.
El príncipe Felipe inscribió un mensaje secreto en el anillo de boda de la reina
El príncipe Felipe no es un compañero romántico (lo primero que le viene a la mente es lo práctico, lo sensato y lo estable), pero a lo largo de los años dio muestras de su devoción por la Reina desde el día de su boda. Desde dejar de fumar -un hábito que la reina desaprobaba-, al parecer también inscribió un mensaje privado para su esposa en su anillo de boda, uno que solo conocen la reina, el grabador y él.
Grace Kelly renunció a su carrera de actriz para convertirse en la princesa Grace de Mónaco
Mientras que unos pocos han renunciado a sus tronos por amor, muchos más han renunciado a sus vidas anteriores como personas “normales” para convertirse en miembros de la realeza. Quizá nadie renunció más que Grace Kelly, la reina de Hollywood en los años 50, la musa ícono de Hitchcock y ganadora de un Oscar, que tenía toda su carrera por delante, lo dejó todo para casarse con el príncipe Rainiero III de Mónaco.
Lady Di añadió un guiño romántico en su outfit de novia
La adolescente Lady Diana Spencer era conocida por su adoración a su príncipe azul, y su boda de cuento de hadas en 1981 tuvo múltiples detalles dulces. Uno de ellos fue su decisión de inscribir la “D” y la “C” en las suelas de sus zapatos de novia, como un guiño a las iniciales de la pareja.
El Príncipe William le pidió matrimonio a Kate Middleton con el anillo de su madre
La difunta Diana, princesa de Gales, dejó muchas de sus joyas a sus dos hijos luego de su trágica muerte en 1997. Una de esas piezas fue su anillo de compromiso de zafiro -uno que ella misma eligió-, que dejó en su testamento a su hijo menor, el príncipe Harry. Cuando llegó el momento de que su hermano mayor, el príncipe William, le pidiera matrimonio a Kate Middleton, Harry le cedió el anillo, y el resto es historia.
La princesa Mako de Japón renunció a su título real para casarse con un plebeyo
Las normas constitucionales de Japón establecen que, una vez que una princesa se casa con un plebeyo, debe abandonar la familia real imperial. La princesa Mako –hija del príncipe heredero Fumihito– reveló en 2017 sus planes de casarse con su novio de la universidad, Kei Komuro, lo que la obligaría a renunciar a sus privilegios como royal: principalmente que cuando se hubiesen casado, ella no recibirá dinero de la Corona y tendrá que trabajar para vivir. La última princesa que lo hizo fue la princesa Ayako en 2018. Cuando la tía de la princesa Mako, Sayako, se casó con un plebeyo en 2005, tuvo que “aprender” a vivir como una persona normal, tomando clases de conducir o teniendo que ir de a pie al supermercado.
El velo de Meghan estaba hecho con un trozo de tela del vestido que usó en su primera cita con Harry
Conocida por su veta romántica –tras haber sido fotografiada llevando joyas con una “H” de Harry y haber filtrado ocasionalmente nombres cariñosos al referirse a su marido– no es de extrañar que la duquesa de Sussex decidiera conmemorar la primera cita de la pareja incorporando en su velo de novia un trozo del vestido que llevó en ese trascendental encuentro.