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David Bowie fue y continúa siendo uno de los artistas más enigmáticos en la historia de la música. Gran parte de esto se debió a su llamativo estilo y apariencia, que cautivaba a todos como si fuese una criatura de otro mundo.
Uno de los rasgos más curiosos de David Bowie eran sus ojos, que mostraban distintas pupilas y que muchos asumieron que se trataba de un caso de heterocromía. Es decir, de una anomalía que causa que el iris sea de distinto color. Sin embargo, la verdad es que sus ojos tienen origen en una anécdota de su niñez y que comprueba la vida llena de eventos que tuvo a lo largo de los años.
Y aunque muchos lo conocieron con esos ojos, la verdad es que David Bowie no nació con este característico rasgo. Fue en 1962, cuando el artista tenía tan solo 15 años, que ocurrió una pelea en su colegio que le causó una seria lesión a su ojo.
En una típica historia de colegio, David Bowie y su mejor amigo de entonces, George Underwood, comenzaron una pelea luego de descubrir que estaban enamorados de la misma chica. Sin saber del amor de su amigo, Bowie comenzó a jactarse de que la había conquistado, algo que no gustó mucho a Underwood.
En un impulso adolescente, Underwood le dio un combo en la cara a David y al parecer lo pilló en un mal ángulo, y le dio justo en los ojos. “Al principio, él pensaba que estaba bromeando. No fue un combo fuerte, pero me pilló en un ángulo extraño”, reveló el artista a su biógrafo, Mark Spitz.
Una reacción típica de las pupilas ante la oscuridad, es expandirse para captar la mayor cantidad de luz posible. Tras el golpe, la pupila izquierda de David Bowie quedó expandida de manera permanente, afectándole a sus ojos.
El golpe fue tan severo que provocó la transformación de los famosos ojos negro y azul tan célebres del artista. Afortunadamente, estos amigos se reconciliaron poco después y de hecho George Underwood fue uno de los grandes colaboradores en su carrera.
