Uno de los discursos más recordados en la historia de la Academia, si es que no es el más, es el recitado por Matthew McConaughey la noche que ganó el Oscar. Y el actor asegura que no tenía nada preparado.
Aquella noche, el actor se llevaba la estatuilla a Mejor Actor por su interpretación en el reconocido film Dallas Buyers Club. “Hay unas tres cosas que necesito cada día. Uno, necesito algo que admirar; otra cosa a la que esperar y lo otro es alguien a quien perseguir”, comenzó.
“Cuando tenía 15 años, tuve una persona importante en mi vida que me dijo ‘¿Quién es tu héroe?’ Y le dije que no sabía, que tenía que pensarlo, que me diera un par de semanas. Volvió dos semanas después y me preguntó ‘¿Quién es tu héroe?’ Lo pensé y le dije que ya lo sabía, que era yo dentro de 10 años. Cumplí 25, 10 años más tarde la misma persona me preguntó ‘¿entonces ya eres un héroe?’ Y le dije que no estaba ni cerca. No, no, no. Y me preguntó por qué. Le dije que porque mi héroe sería yo a los 35. Cada día, cada semana, cada mes y cada año de mi vida, mi héroe siempre soy yo en 10 años. Nunca podré superar a mi héroe. Nunca lo alcanzaré, sé que no. Y está bien porque me mantiene persiguiendo a alguien”, dijo emocionado.
“Así que, para cualquiera de nosotros, lo que sean esas cosas, lo que sea que admiremos, que busquemos y a quien sea que persigan, díganles amen. A ellos le digo, alright, alright, alright. Y a eso le digo que siga latente viviendo. Gracias”, sentenció y el mensaje que volvió viran segundos después.
Pero esas palabras que parecían salidas de un discurso preparado, y de tan solo 3 minutos de duración, contenían la esencia del actor originario de Texas. Y es parte de la filosofía que el actor de 51 años revela en Greenlights. Una autobiografía que combina anécdotas de su vida con extractos de diarios que comenzó a escribir cuando tenía 15 años. Así como también elementos de su historia personal de superación, debido a ciertos sucesos dramáticos de su vida.
“Puede ser autoayuda, pero también puede ser optimismo implacable”, comentó el ganador del Oscar a El País. Y agrega, “Los mejores momentos del libro son cuando soy más personal. Y a más intimidad más hablo a la gente sobre lo que es ser humano”.
En el libro, el cual ha sido todo un éxito, McConaughey no solo narra, sino también reflexiona sobre el violento ambiente familiar en el que creció. Un escenario real que incluía los malos tratos entre su madre (Katy) y su padre (Jim). Un matrimonio que se divorció dos veces y se casó tres entre ellos. Jim le rompió a Katy el mismo dedo cuatro veces, se agarró a golpes con su primogénito Mike y casi lo hizo con Matthew como parte de un rito masculino que hoy sería calificado de tóxico.
Sin embargo, Jim fue una figura muy importante en su vida, pero que nunca lo vio triunfar. Y es que, como guión de una película de humor negro, murió teniendo sexo con su esposa antes de que McConaughey debutara.
“Tenemos que bajarnos de esa nube de que el amor y el romance es solo belleza y suavidad. El amor es duro. Mis padres tenían momentos feos, pero estos nunca superaron al amor que se tenían”, comentó McConaughey al medio español. Y confirmó que fueron esas historias las que lo llevaron a su teoría de las luces verdes. Aquella necesidad de vivir una experiencia para obtener resultados. Y si bien él y su esposa Camila Alves no utilizan el castigo corporal con sus hijos, “No juzgo a mis padres por haberlo utilizado. No nos castigaban porque los castigos quitan tiempo y el tiempo es el bien más preciado. Eso es una gran filosofía. Así que decíamos ‘hazlo si es rápido y no hay mucho dolor’. Después seguíamos adelante y no volvíamos a hablar de ello nunca más”.
Greenlights revela a McConaughey en lo más profundo, sin embargo, no por eso opta por el morbo. Por lo mismo, hay cosas que no revela. “Algunas de esas historias no son para que yo las cuente. Las piezas tienen puertas por un motivo”. Y agregó, “Si desarrollaba las historias de cómo me obligaron a tener sexo a los 15 años o de cómo abusaron de mí cuando tenía 17 esos serán los titulares. El libro no va de eso. Eso convertiría a mis lectores en voyeristas“, afirmó.
En el libro también revela que siempre quiso ser abogado, aunque luego de dos años en la universidad decidió que quería ser actor. “Empecé a ver cosas de Paul Newman después de que comenzara a actuar y la gente me dijera que les recordaba a él”, confiesa en el libro. Curiosamente lo compararían con él en sus primeras apariciones.
Su primera película, Dazed & Confused, le otorgó las primeras líneas en el cine y las que jamás olvidaríamos: “all right, all right, all right”, su sello por décadas.
Por otro lado, Greenlights es la forma que encontró el actor para salir de esa idea popular de que todo lo llegó fácil. “En mis años de comedias románticas había una percepción de mí, y creo que aún la hay, de que McConaughey se levanta por la mañana y solo se para frente a la cámara para decir ‘¿cuéntenme, qué vamos a hacer hoy?'”.
Lo que muchos no saben es que McConaughey rechazó guiones durante 20 meses, solo para alejarse de aquel perfil de galán y comedia romántica. Y así aparecerían reconocidos títulos como Dallas Buyers Club, Mud, Magic Mike, El lobo de Wall Street y True Detective.
Según él, todas sus películas han requerido el mismo trabajo y “Cuando me dicen que me interpreté a mí mismo es el mejor halago que me pueden hacer”.