En los 80’ el artista estadounidense Keith Haring, decidió que el lugar de exhibición de sus obras sería el metro de Nueva York. Desde ahí en adelante, sus características figuras con mensajes potentes, llenaron los muros del mundo. Su estilo se volvió instantáneamente reconocible y demostró que aunque borraran sus dibujos por la mañana, sus ideas quedarían entre nosotros.
Desde pequeño siempre le gustaron las caricaturas, sus favoritas eran las de Walt Disney y las ilustraciones de Dr. Seuss. Cuando salió del colegio entró a estudiar diseño gráfico, pero al poco tiempo lo dejó porque se dio cuenta que quería involucrar al público en el proceso creativo de su obra.
Más tarde, con una idea clara de lo que quería, se mudó a Nueva York para estudiar en la Escuela de Artes Visuales. Ahí conoció y se hizo amigo de Jean-Michel Basquiat y Kenny Scharf, artistas de la escena alternativa de la ciudad.
En pleno apogeo de la cultura del graffiti, Haring empezó a dibujar con tiza en los espacios para la publicidad del metro. Llenó las paredes con líneas limpias en forma de caricaturas, lo que rápidamente se convirtió en su marca. Con sus mensajes empezó a llamar la atención de los transeúntes que disfrutaban mirar la creación de sus obras. Sus performance terminaban cuando llegaban los policías a multarlo.
Poco a poco empezó a hacerse famoso y a colaborar con artistas como Andy Warhol, Madonna, Grace Jane, entre otros. También viajó por más de 7 años seguidos por todo el mundo. De sus obras más recordadas sus clásicas figuras sobre parte del Muro de Berlín.
Para él, siempre fue importante que sus creaciones plasmaran política y temas sociales. Haring es reconocido por su implicación a la hora de reivindicar el reconocimiento del colectivo LGTBI+, en esa época muy discriminado, ya que lo relacionaban con los estragos del Sida. El mantuvo una lucha activa sobre, pero también sobre otros abusos como la violencia policial contra la comunidad afroamericana. En aquella años, los casos como el de George Floyd ocurrían a diario.
Haring pintaba sobre aquellos que consideraba debía darle voz, como la práctica del sexo seguro, el VIH, el Apartheid y el consumo de crack en NY. Fuera de lo artístico decidió crear la Fundación Keith Haring como una forma de dar fondos a organizaciones del VIH y programas para niños.
Haring quería que su arte llegará a todas partes, por lo mismo, fue de los primeros en demostrar que el arte comercial era posible. En pleno SoHo su tienda vendía todo tipo de productos diseñados por él. Su “Pop Shop” fue muy comentada por la comunidad artística, ya que muchos eran reacios a la comercialización del arte.
Keith Haring murió a la edad de 31 años debido a complicación de salud por el VIH. Sin embargo, aunque su carrera fue breve dejó un inmenso legado. Y tapizó el mundo con mensajes atrevidos que generaban discusión y ponían temas sobre la mesa, que muchos prefieren no ver.