La gata del fallecido Káiser de la moda tiene una vida de lujos y, lógicamente, vive indiferente a las polémicas en torno a ella, como, por ejemplo, la de las dos cuentas de Instagram que pelean por los derechos de su imagen.
La historia pasó bastante inadvertida para la prensa, pero no para sus seguidores. En julio pasado, cuando la neoyorkina Ashley Tschudin –creadora y administradora de la famosa cuenta @choupettesdiary– comenzó una campaña en redes con el hashtag #whereischoupette para lanzar una línea de productos con su marca, recibió una respuesta que la dejó sin habla: “Gracias por la preocupación, mi única cuenta oficial es @choupetteoficiel”. Check azul, y @karllagerfeld entre sus seguidores… Había comenzado una silenciosa batalla que hasta hoy continúa siendo un misterio.
Choupette está bien. Se la puede ver en la nueva cuenta oficial (con cientos de miles de seguidores menos que la no oficial) disfrutando el día de su octavo cumpleaños, la última Navidad, o durmiendo plácidamente en un colchón ubicado sobre un radiador.
La fama de la gata se dio de manera natural, y aunque Karl no pudo heredarle sus millones legalmente como le hubiera gustado, a juzgar por las imágenes sí cumplió con la promesa de dejarla en manos de alguien que mantuviera su standard de vida.
Quién está detrás de @choupetteofficiel es un misterio. Hay dos teorías: la primera es que se trata de alguien del equipo del Káiser, y la segunda es que es la nueva propietaria de la mascota, llamada Françoise, una amiga del diseñador que funcionaba como `niñera´ de la gata mientras Lagerfeld vivía.
Esta información es crucial ya que la excéntrica felina –birmana de ojos azules y pelo blanco– es una máquina de generar plata. Protagonizó distintas campañas publicitarias de gran reconocimiento, entre ellas, las de Opel y Shu Uemura. También fue portada de revistas como Vogue. V Magazine y la I-D, y hasta tiene su propio libro biográfico.
Según dijo Lagerfeld a New York Magazine, Choupette ganó más de tres millones de dólares por esas campañas, lo que justifica su fortuna personal de animal de compañía. “Aprovechando esta oleada de fama, Karl incluso lanzó un bolso con su nombre y una línea con ilustraciones inspiradas en ella y en sus amigos gatunos. De alguna forma, la gata era la mascota no oficial de Chanel y Fendi”, dice uno de los últimos reportajes sobre ella hecho por Vanity Fair.
Dónde vive exactamente ahora la gatita, tampoco se sabe. Pero mal no la pasa. Evidentemente el Káiser la cuida desde arriba, y también la sigue en Instagram.