El colágeno es la proteína más abundante en el cuerpo humano y se produce gracias a la acción de unas células llamadas fibroblastos. Su función principal es la de crear y mantener las estructuras de los tejidos que forman el organismo, generando fibras resistentes, fuertes y flexibles conocidas como fibras de colágeno.
Estas fibras unen los tejidos conectivos como los tendones, músculos o la piel y se ven afectadas a medida que envejecemos, ya que el metabolismo celular dérmico se vuelve cada vez más lento, influyendo en la velocidad de la síntesis de colágeno. Por tanto, la disminución del colágeno, junto con la pérdida de elastina (proteína esencial en la piel encargada de aportar elasticidad) y la deshidratación de la piel, son tres de los factores clave que influyen en el envejecimiento de la piel.
La edad exacta a la que se produce esa ralentización en la producción de colágeno es a partir de los 24 años. En esa edad aún no lo notamos externamente, pero ya comienza nuestro envejecimiento interno. Sin embargo este envejecimiento va a depender de nuestra genética y de nuestro tipo de piel, pero también de nuestros hábitos y cuidados. Todo ello hará que la producción de colágeno se ralentice más o menos.
Y aunque en el caso de las mujeres, la capacidad de producir colágeno no es igual a los 30 años que en la menopausia, la edad no es el único factor determinante en la tasa de producción o pérdida de colágeno. Es ahí cuando los buenos hábitos entran en juego:
Reducir la exposición solar y usar SPF a diario
La radiación ultravioleta afecta a la producción de colágeno en la piel, debido a la oxidación que producen los rayos UV favoreciendo la rápida destrucción de colágeno y la disminución de su producción. Es importante el uso de factores de protección adecuados.
Infusiones de té verde y jengibre
El consumo diario de agua y de infusiones en general es esencial para aumentar el ácido hialurónico nativo de la piel. De hecho, recomienda con fervor las infusiones antioxidantes y antiinflamatorias como el té verde y el jengibre.
Alimentos ricos en colágeno
Esta proteína puede encontrarse en carnes (pollo, pavo, cerdo). En pescados como el atún y el salmón, en lácteos, frutos secos. En alimentos ricos en vitamina C (tomates, frutillas, naranjas, pimientos), los que ayudan a la producción de colágeno.
Reducir el consumo de grasas y azúcares
Además de alimentos procesados. Ya que afectan a la producción de colágeno y de elastina por sus proteínas de baja calidad.
Evitar la falta de hidratación
Y esto no solo mediante productos cosméticos, sino también favoreciendo la hidratación del organismo. Nuestras células necesitan agua para regenerarse y para eliminar toxinas.
Evitar el consumo de tabaco y alcohol
Tanto el tabaco como el alcohol actúan de forma negativa en la piel, deteriorando las fibras de colágeno, afectando a la retención de líquidos y a la oxigenación y nutrición de las células.