Cuando cambiamos de temporada muchas veces retrasamos el cambio de clóset. Postergamos y postergamos hasta que nos tropezamos con esas sandalias que evidentemente ya no vamos a usar. Sin embargo, siguiendo estos consejos de experto, puedes evitar fácilmente aquella agonía del cambio de clóset eterno.
Tómatelo con optimismo
Una vez más, te pedimos mirar a oriente. Los japoneses ven en el cambio de armario una oportunidad de eliminar lo viejo o inservible para hacer espacio a nuevas prendas, que además, usarás. Toca renovar y de eso no hay duda. Y después de un proceso depurativo, siempre te invade una sensación de bienestar y liberación.
Hazlo con decisión
Lo peor que puedes hacer si odias el cambio de clóset es alargar el proceso. Una vez que empiezas a sacar cosas, termina el cambio. Debe ser efectivo, rápido y sin anestesia. Reserva una mañana de sábado y no la abandones hasta que esté completada.
Recicla aquello que no usarás, pero está en buen estado
Cuando te vayas a deshacer de prendas que están en buen estado, dónalas o recíclalas. Será algo de trabajo extra pero estarás ayudando a personas más necesitadas y a proteger el medioambiente.
Mentaliza su clóset ideal
¿Cómo imaginas tu clóset ideal? ¿Cómo estaría ordenado? Visualízalo y dedícale el tiempo para lograrlo. Si quieres ordenarlo por colores o tipo de prenda busca lo necesario para lograrlo como cajas, perchas y cómodas, entre otros.
No es un cambio radical, deja un entretiempo
A veces retrasamos el cambio de clóset porque “todavía no hace tanto frío” y hay días de calor. Por lo mismo, es útil dejar una sección de entretiempo con prendas que funcionen en caso de un día muy caluroso.
Guarda lo de la temporada pasada limpio y ordenado
Antes de empaquetar tu ropa de verano, asegúrate de hacerlo tras haberla pasado por la lavadora. Encontrarte la ropa en perfecto estado cuando cambies de temporada nuevamente será todo un placer.