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Cuando el estrés te abruma, es normal buscar formas de aliviar esa sensación. Sin embargo, algunas de las estrategias que consideramos relajantes pueden, en realidad, empeorar la situación.
Niro Feliciano, psicoterapeuta explicó a HuffPost: “A veces hago cosas que aumentan mi estrés. Sé que lo estoy haciendo, pero es algo natural en los seres humanos“.
Incluso los terapeutas pueden caer en estas trampas, pero trabajar en cómo manejarlo, incluso solo la mitad del tiempo, puede ser de gran ayuda. Y según revelaron los expertos, estas son cosas que podemos evitar para agravar el estrés.
“Cuando tengo pensamientos catastróficos sobre que algo saldrá mal… no trato de evitar esos pensamientos”, compartió Calvin Fitch, psicólogo clínico de la salud. Según Fitch, tratar de evitarlos, puede hacer que sean más intensos.
El experto, llama a esto el “problema del elefante rosado”. Como alternativa, le gusta imaginar sus pensamientos como “cajas en una cinta transportadora” que puede optar por abrir o dejar pasar.
“Cuando un pensamiento catastrófico no tiene evidencia que lo respalde y/o no hay nada que pueda hacer al respecto en este momento, dejo pasar esa caja porque sé que abrir y revisar su contenido no es útil. Y realmente impide que otros pensamientos o cajas pasen”, explicó.
Aprender a no controlar demasiado tus pensamientos no solo alivia el estrés, sino que también puede ayudar con trastornos de salud mental como el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de pánico, según Fitch.
“A veces, cuando enfrentamos un desafío, queremos obtener opiniones y comentarios de muchas personas“, explicó Tamika Lewis, directora clínica y fundadora de Women of Color Therapy. “Y a veces eso puede complicar las cosas”.
Según Lewis, obtener muchos consejos diferentes puede distraerte de lo que realmente estás sintiendo. En lugar de eso, intenta sentarte en silencio con el sentimiento y escuchar lo que está surgiendo en tu cuerpo.
“Intento confiar en esa sabiduría corporal, que generalmente es una mejor guía que las opiniones de otras personas”, dijo. “Requiere mucha disciplina estar quieto, pero hay mucha sabiduría en la quietud y el silencio”.
También puede ser útil liberar la energía estresante moviendo el cuerpo, ya sea a través del trabajo respiratorio, estiramientos o caminatas. “Por lo general, eso te llevará a tener más claridad que simplemente estancarte”, dijo.
“Para mí, el ruido blanco aumenta mi ansiedad”, dijo Priya Tahim, consejera profesional. “Encuentro que los sonidos hacen que mis pensamientos se descontrolen, casi como si mis pensamientos estuvieran en una sobredosis de cafeína“.
Aunque el ruido blanco puede ayudar a algunas personas a relajarse cuando se usa con la meditación, otras pueden encontrar que sus frecuencias más altas son demasiado estimulantes, según Tahim.
Prefiere escuchar su “lista de reproducción tranquila”, que incluye “canciones con un ambiente tranquilo o romántico”. Y permite que su cerebro se relaje. Escuchar música con tempos lentos y relajantes puede ayudar mucho más.
“Cuando estoy estresada, nunca asumo cosas adicionales”, compartió Feliciano. “Cuando empezamos a decir ‘sí’ a cosas para las que no tenemos tiempo o para las que no tenemos la capacidad emocional o mental”.
“Esto puede aumentar los niveles de estrés y causar más ansiedad, pánico y síntomas depresivos”, dijo. En cambio, Feliciano se enfoca en establecer límites firmes y priorizar.
“Empiezo a decir ‘no’ a las cosas que no son esenciales”, dijo. “Miro las cosas que se pueden posponer y retrasar, y hago más espacio en mi vida para el autocuidado”.
Para ella, el autocuidado puede incluir caminar con un amigo, pasar tiempo en la naturaleza, meditar o practicar la respiración profunda (incluso solo durante cinco o 10 minutos al día).
“La evasión nunca funciona. Solo complica la situación”, dijo Jeffrey Barnett, profesor de psicología en la Universidad Loyola Maryland. El profesional, descubrió que ignorar el estrés como si no estuviera presente solo lo empeora.
También enfatizó en la importancia de las prácticas de prevención del estrés, como hacer ejercicio regularmente, mantener una dieta saludable, descansar adecuadamente y no ser demasiado duro contigo mismo.
Por otro lado, también es importante reconocer tus sentimientos e identificar si puedes controlar alguno de tus factores estresantes. Por ejemplo, tomando pasos más pequeños hacia un objetivo más grande.
