No fumar, no beber alcohol y hacer deporte son consejos que solemos escuchar cuando se trata de llevar buenos hábitos. Pero cuando se trata de la alimentación, debemos tomar en cuenta la etapa de nuestras vidas. Y es que comerse un paquete de papas fritas a los 20, no tendrá el mismo efecto físico a los 40 o a los 60 años.
Malos hábitos pueden dañar el buen funcionamiento del organismo, sobre todo a medida que sumamos años.
No incluir suficiente proteína en la dieta
Comer suficientemente proteína es importante siempre, pero más en la edad adulta. Esto, porque resulta ser el macronutriente responsable de mantener la masa muscular, la fuerza y la salud de los huesos, entre otras funciones. Además, es esencial entre quienes sigan una dieta para bajar de peso.
A partir de los 60 empezamos a perder masa muscular y no comer suficiente proteína, podría acelerar su proceso. Si no quieres comer carnes rojas, puedes encontrarla fácilmente en huevos, salmón, pollo y legumbres.
Beber poca agua
A pesar de creer lo contrario, si cuentas los vasos de agua que tomas en el día, lo más probable es que te quedes al debe. Se nos olvida beber agua y cuanto mayor te haces, menos sensación de sed tienes. Esto eleva el riesgo de deshidratación, sobre todo a más edad.
En este aspecto se deben considerar múltiples factores a la hora de la cantidad de agua sugerida. Y es que el deporte, la salud e incluso el lugar donde vives tiene importancia a la hora de contar vasos.
Comer muy tarde
Generalmente escuchamos a los mayores decir “no me gusta comer tarde porque duermo mal”. Y es real. El metabolismo se ralentiza a medida que pasan las horas del día, y después de cierto horario el organismo se centra en apagar el cuerpo y no en la digestión. Además, comer mucho por la noche se asocia al aumento de peso, fluctuaciones del azúcar en sangre y diabetes en población vulnerable.
Dieta baja en fibra
La fibra es un nutriente clave en el mantenimiento de una vida sana. Por lo que debes asegurarte de incluir fibra insoluble para un tránsito intestinal regular. Y no puedes dejar de inlcuir fibra soluble para nutrir a los microorganismos de tus intestinos, que son los encargados de absorber los nutrientes, reducir la inflamación intestinal y mejorar tu estado de ánimo.
Puedes encontrar buenas cantidades de fibra en las frutas rojas, avena, manzanas y legumbres, entre otros.