El 1 de octubre, el mundo despidió a Jane Goodall, la mujer que transformó para siempre nuestra mirada sobre los chimpancés y, en consecuencia, sobre nosotros mismos. Su historia comenzó en 1960, cuando con apenas 26 años viajó a Tanzania para convivir con los primates en el corazón del bosque. Allí descubrió que los chimpancés podían fabricar herramientas, que tenían emociones y que poseían personalidades únicas, revelaciones que rompieron las fronteras entre lo humano y lo animal.
Con el paso de las décadas, Goodall se convirtió en una voz incansable: recorrió el planeta hablando de esperanza, de la importancia de cuidar la naturaleza y de la necesidad de transmitir empatía a las nuevas generaciones. Y aunque jamás desfiló sobre una pasarela, sus lecciones atraviesan hoy a una industria que busca transformarse. Estas son tres enseñanzas de Jane Goodall que inspiran a pensar la moda desde la conciencia y el propósito.
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“No puedes pasar un solo día sin tener un impacto en el mundo que te rodea. Lo que haces marca la diferencia. Y tienes que decidir qué tipo de diferencia quieres hacer“, señaló en una entrevista citada por Earth.org. En la moda, este principio se refleja en cada compra, cada tejido elegido y cada colección diseñada: la responsabilidad individual es, quizás, el accesorio más poderoso.
“Afortunadamente, la naturaleza es increíblemente resiliente: los lugares que hemos destruido, con tiempo y apoyo, pueden volver a sostener la vida“, comentó en declaraciones al Jane Goodall Institute Canada. Esta visión dialoga con una moda que apuesta por la circularidad, las fibras regenerativas y la prolongación del ciclo de vida de las prendas. Al igual que los ecosistemas, la moda puede regenerarse si aprende a sanar sus excesos.
Con su programa Roots & Shoots, Goodall creó un movimiento juvenil global para actuar en favor de las personas, los animales y el medioambiente. “El cambio ocurre escuchando y luego iniciando un diálogo con las personas que hacen algo con lo que no estás de acuerdo“, dijo a Green Matters. En la moda, este llamado se traduce en transparencia, educación al consumidor y alianzas que construyen un sistema más justo y consciente.
El legado de Jane Goodall nos recuerda que el verdadero cambio no nace de gestos aislados, sino de un compromiso constante. Su mensaje trasciende los bosques de África para instalarse en la industria de la moda: podemos vestir con estilo, sí, pero también con empatía y responsabilidad.
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