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En el año 2000, todo el mundo bailaba al son de Livin’ la vida loca, canción interpretada por uno de los sex symbol más estereotipados de la época. Y es que Ricky Martin, por esos años, iba de la mano junto a Rebecca de Alba, con quien pensó incluso en tener hijos.
Pero la realidad era muy distinta, en sus propias palabras, Ricky era un joven “confundido”. Y así fue hasta octubre de 2010, cuando decidió hablar abiertamente sobre su condición sexual. “Hoy acepto mi homosexualidad como un regalo que me da la vida”, escribió entonces en su página web. Ahora, una década después, el artista de 49 años ha decidido profundizar en su experiencia y cómo afrontó su “salida del clóset”.
Casado desde 2017 con el artista sirio Jwan Yosef, y padre de cuatro por gestación subrogada (Matteo, Valentino, Lucía y Renn), decidió dar una entrevista a la revista People. Esto, en el marco del mes del orgullo. En ella habló sobre su sexualidad y la conexión que tuvo durante años con la modelo Rebecca de Alba, entre otras mujeres. Asegurando que siempre fue una relación muy honesta.
“La sexualidad es un asunto complicado. No es blanco o negro, está lleno de colores. Cuando salía con mujeres estaba enamorado de ellas, me sentía bien. No se puede fingir química, la química estaba ahí, no estaba engañando a nadie”, comentó. “Mucha gente ha dicho, Ricky estabas tratando de demostrar tu valía, por la fama y por ser un símbolo sexual. Bueno, sí, podría ser, pero todo el mundo sabe que no es necesario ser gay para saber que el amor es complicado, o para saber lo confusa que puede ser la atracción2, agregó. “Antes de salir -del armario- estaba confundido”, sentenció.
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El artista, protagonista del recordado cartel de algún Festival de Viña del Mar, que hacía referencia a poder tener sexo con él, nunca estuvo conforme respecto al “papel” que tenía que cumplir frente a su fanaticada, sobre todo femenina. “¿Soy gay? ¿Soy bisexual? ¿Estoy confundido? ¿Qué soy?“, se preguntaba en el ápice de su carrera, en donde entre luces y escenarios, se le relacionaba exclusivamente con mujeres. “Muchas mujeres”, enfatizó. Por otro lado, aseguró que el hecho de que le preguntaran tantas veces con quién estaba involucrado, le provocó en situaciones crisis de ansiedad, ya que no se sentía cómodo hablando del tema.
Esto lo ejemplificó al recordar la histórica entrevista con Bárbara Walters, donde ella le sugirió que podría detener los rumores sobre su sexualidad si hablaba del asunto, a lo que el puertorriqueño, dice, podría haber dicho “sí, soy gay o no, no lo soy”, pero que finalmente optó por la evasiva respondiendo “no tengo ganas”, asegurando que “Cuando soltó la pregunta me sentí violentado porque no estaba listo para salir del clóset. Tenía mucho miedo”.
Tras el paso de los años, ya alejado de aquella encarnación de latin lover, Ricky ha asumido cada vez más un papel activo en la visibilización del colectivo LGBTIQ y en la defensa de sus derechos, e incluso siendo parte de cuestiones políticas. Un ejemplo de esto, es que durante la pasada campaña electoral estadounidense, el cantante apoyó abiertamente a Joe Biden y, en varias ocasiones, mostró su oposición a Trump. “Yo soy un hombre latino, homosexual, casado con un hombre árabe, viviendo en los Estados Unidos. O sea, yo soy una amenaza para esta gente, lo veas por donde lo veas”, dijo en junio de 2020 en un programa de televisión.
Hace tan solo unas semanas, el pasado mes de abril, el artista publicaba en su cuenta Twitter su posicionamiento sobre las terapias dirigidas a homosexuales, asegurando que “son un tipo de tortura, y la tortura no tiene cabida en una sociedad democrática, progresista y humana” e instando al gobierno a rechazarlas, cuando en el Senado del país se debatía su prohibición.
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