Con el documental “Asquerosamente rico”, de Netflix, esta semana el streaming tiene un nuevo protagonista. Su nombre es Jeffrey Epstein, el súper multimillonario estadounidense que nació en Brooklyn en 1953; y que llegó a ser profesor en la Dalton School sin título e ingresó al icónico banco de inversión Bear Stearns siguiendo un patrón de mentiras.
Pero eso es lo de menos. Lo peor de su currículum es el tráfico sexual –que incluye prostitución infantil, estupro y abuso sexual infantil, entre otros–. Por ello fue condenado en junio de 2019 y hay una gran cantidad de víctimas que en su minuto pasaron por su “protección”, cuando tenían alrededor de 14 años.
Una de ellas es Virginia Roberts, que además asegura que fue abusada por el príncipe Andrés de Inglaterra. El tercer hijo de la reina Isabel II dio una entrevista para decir que él jamás había cometido un acto así. Sin embargo, hay una foto que prueba que sí estuvieron juntos en una de las tantas mansiones de Epstein, entre otros datos que se aportan en el documental.
En esa foto, que tanto dolor de cabeza le debe producir a la casa real inglesa, también aparece Ghislaine Maxwell. Una socialité inglesa, hija de Robert Maxwell; un empresario periodístico que además de su gran fortuna, murió en confusas circunstancias en las Islas Canarias.
Según las víctimas, Ghislaine, además de haber sido pareja de Epstein, se dedicó a reclutar lindas adolescentes y veinteañeras; todo para que el multimillonario –y muchas veces sus amigos o conocidos– recibieran masajes que siempre derivaron en algo más. Recientemente, la revista Town & Country escribió un artículo preguntándose dónde estará la “presunta madam” de Jeffrey Epstein. Entre los personajes que alguna relación tuvieron con Epstein están Donald Trump y Bill Clinton; este último hasta viajó a África en el avión privado de Epstein.
La experiencia de Vicky Ward, autora de “El talentoso Mr. Epstein” (revista Vanity Fair, 2011), es otra de las aristas del documental, que demuestra el alcance que tenía su poder, más allá de que el ex editor Graydon Carter se justifique con que la revista se tenía que imprimir y el artículo tenía mucho por confirmar.
La muerte de Epstein es la máxima interrogante. Aunque esté dictaminado que fue suicidio (el 10 de agosto de 2019), un forense explica que, de acuerdo a la quebradura de huesos, no debería ser esa la causa de muerte en el Centro Correccional Metropolitano, donde también estuvo el Chapo Guzmán. ¿Alguien intervino? ¿Quizás sabía muchos secretos? Por lo menos el documental queda claro que su casa en Nueva York estaba llena de cámaras, al igual que la residencia que tenía en las Islas Vírgenes.
Ahora, pese a todo lo que aquí se ha contado es demasiado lo que hay que dilucidar; al ver los cuatro episodios están los testimonios de la víctimas y las soberbias declaraciones del talentoso Mr. Epstein. ¿Una críptica coincidencia con la novela “El talentoso Mr. Ripley”? Quizás ese fue el mensaje de Graydon Carter. Sin correr riesgo, pero dejando claro todo lo que se escondía tras un universo totalmente de primera clase y delictual. Siempre desde Nueva York a Palm Beach, pasando por las Islas Vírgenes y, obviamente, París.