Revista Velvet | Jeinimeni: Un tesoro escondido en el Parque Nacional Patagonia
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Jeinimeni: Un tesoro escondido en el Parque Nacional Patagonia

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Jeinimeni: Un tesoro escondido en el Parque Nacional Patagonia

POR Sole Hott | 27 octubre 2020

Con un nombre que parece gringo, Jeinimeni es uno de los secretos mejor guardados de la Patagonia Norte. Rodeado de alucinantes senderos, glaciares, estepa patagónica, bosques y ríos, los paisajes hablan por sí solos.

La ex Reserva Nacional del lago Jeinimeni pertenece desde 2018 al Parque Nacional Patagonia. Este último, incluye también la ex Reserva Nacional Lago Cochrane (Tamango) y el Valle Chacabuco, área donada al Estado por parte de la Fundación Tompkins Conservation, en el marco de la iniciativa de la Red de Parques de la Patagonia.

Aproximadamente a una hora de Chile Chico, se encuentra la entrada a la ex reserva que rodea el lago Jeinimeni; el punto de partida para adentrarse en el Valle La Gloria. A pocos kilómetros de camino, el sorprendente Lago Verde da la bienvenida con sus aguas de glaciar, las que suelen traer silicatos y carbonatos que reflejan la luz del cielo; de ahí su color, que puede ser más verde o azulado con sol, o grisáceo en días de lluvia o nublados.

Desde la cima del paso La Gloria se desciende a Valle Hermoso. Y, tras un desvío hacia el norte, se toma el camino al Valle Ventisquero con destino al campamento Glaciar Hut. Son 25 kilómetros que se traducen en unas ocho o diez horas de trekking, dependiendo del estado físico de los caminantes. Hasta dicho lugar sólo se puede llegar con los guías de Patagonia Huts, quienes están autorizados por Conaf.

El sendero no es una ruta fácil, pero tampoco imposible. Las piedras de acarreo y los constantes cruces de río a bajas temperaturas, ponen a prueba a los caminantes con sus mochilas al hombro. Sin embargo, la mínima presencia de seres humanos y el paisaje único, compensan los tobillos congelados y, en algunas ocasiones del año, incluso la cintura, ya que el nivel del río suele subir mucho.

Cuando se llega al Glaciar Hut Camp la desconexión es prácticamente total. Sólo hay electricidad con generador para cargar alguna que otra batería. Dormir bajo las estrellas y duchas a la intemperie son parte del panorama. Es una experiencia completamente enriquecedora.

Luego de unos días “arriba”, el regreso tiene como destino Casa de Piedra, para finalmente llegar a la base del Parque Patagonia, uno de los grandes legados de Douglas Tompkins. Se cruzan ríos y arroyos, para luego perderse entre los árboles y dormir en campamento La Frontera.

Desde La Frontera hasta el final –Casa de Piedra– son 26 kilómetros más. Alrededor de ocho a diez horas caminando con la cordillera de Jeinimeni a la vista, lechos de ríos y bosques de lengas, mientras se desciende por el Valle del Río Avilés. Paredes escarpadas de roca volcánica, tierra de pumas y guanacos, el paisaje comienza a cambiar.

En el camino sorprende el puente colgante sobre el Río Pinturas y, desde ahí, se realiza un descenso de 500 pies, que termina en la confluencia del Valle Chacabuco y Casa de Piedra, donde los guanacos salen al encuentro. Finalmente, un abrumador plano y la profundidad del valle marcan el fin de esta maravillosa expedición que sólo es posible gracias al legado de Douglas Tompkins.

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